El presidente electo de EEUU, el republicano Donald Trump, avanza en su idea de poner fin al conflicto en Ucrania y ha nombrado como enviado especial a un exmilitar que propone condicionar el envío de armas y sentar a Putin y a Zelenski en la mesa de negociaciones.
Desde que el pasado 5 de noviembre Donald Trump consiguió el triunfo en las elecciones estadounidenses, se ha especulado mucho acerca de la estrategia que el republicano llevará a cabo en los conflictos abiertos en Ucrania y en Oriente Próximo.
Mientras que para el conflicto en Oriente, Trump apenas ha ofrecido declaraciones tajantes, para la Guerra de Ucrania desde el inicio de campaña el magnate ha repetido el mismo mantra, asegurando que si llegaba a la Casa Blanca acabaría con el conflicto de inmediato.
Aunque aún no ha tomado posesión del cargo, el republicano ya ha empezado a mover ficha para cumplir una de sus promesas de campaña más repetidas. Según la tesis de Trump, podría acabar con el conflicto en menos de 24 horas y al contrario que su predecesor, Joe Biden, ha cuestionado el envío de armas y apoyo financiero a Ucrania.
Este pasado miércoles, Donald Trump ha dado un paso más hacia su plan de conseguir la paz entre Ucrania y Rusia y ha anunciado el nombramiento de Keith Kellogg como enviado especial para Ucrania y Rusia con el objetivo de poner fin a la guerra.
Este teniente general retirado ya trabajó en el primer gobierno de Donald Trump entre 2016 y 2020 como consejero de seguridad nacional y como enviado especial a Ucrania y Rusia, cuando aun este conflicto no había estallado por completo.
Hombre de confianza de Trump, este militar de 80 años de edad asegura tener un plan para acabar con el conflicto y pasa por condicionar el apoyo estadounidense a Ucrania. No van a abandonar a Ucrania a su suerte, pero van a seguir mandando armamento si el presidente ucraniano Volodímir Zelenski accede a sentarse con Putin y pactar un cese de hostilidades.
Precisamente esta estrategia por el momento se antoja realmente complicada, pues Zelenski no está dispuesto a sentarse en una negociación con el líder ruso. Es por eso que el papel de mediador en un conflicto de tan complicado fin ha recaído sobre una persona de máxima confianza del presidente electo.
