Emmanuel Macron ha nombrado este jueves a Michel Barnier, de 73 años, procedente de la derecha, como nuevo primer ministro de Francia. Barnier fue varias veces ministro, comisario europeo y jefe negociador del Brexit entre la UE y las autoridades británicas. En un comunicado del Elíseo se dice que el presidente de la República ha encargado a Barnier “constituir un gobierno de unidad al servicio del país”.
El desafío que tiene por delante Barnier es colosal, dada la situación muy delicada de las finanzas públicas francesas (déficit y deuda disparadas) y una correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional que puede provocar la caída del nuevo gobierno en cualquier momento.
Se trata del quinto jefe de gobierno desde que Macron llegó al Elíseo, en mayo del 2017. El primero fue Édouard Philippe, procedente de la derecha, al que siguieron Jean Castex -de la misma filiación política-, Élisabeth Borne y Gabriel Attal. Estos últimos eran del ala centroizquierda del macronismo. Su nombramiento se ha producido después de largas semanas de incertidumbre como consecuencia de los resultados de las elecciones legislativas anticipadas.
La líder del Reagrupamiento Nacional (RN, extrema derecha) y tres veces candidata al Elíseo, Marine Le Pen, acogió bastante bien la designación de Barnier, al que calificó de “hombre respetuoso de las fuerzas políticas”, aunque advirtió que no habrá un cheque en blanco y que dependerá del programa que presente. Las palabras moderadas de Le Pen sugieren que hubo algún tipo de pacto con Macron y que no habrá un voto de censura automático. El candidato que se había manejado el miércoles, Xavier Bertrand, presidente de la región Altos de Francia (norte del país), también de la derecha, fue vetado por la extrema derecha debido a su hostilidad durante años hacia el RN y el hecho de haber batido dos veces a la propia Le Pen en elecciones regionales.