Se conocen como cachimbas, shishas, pipas de agua, narguiles y argilas, entre otros nombres, y en los últimos años su uso se ha popularizado, sobre todo entre los más jóvenes que compran este dispositivo y se juntan con los amigos en casas, pero también se ha extendido el consumo en locales de ocio. Y pese a que parece que fumar así no resulta nocivo, o al menos no tanto como el tabaco convencional, los estudios dicen todo lo contrario. Los adolescentes desconocen los riesgos, aunque su toxicidad supera la de los cigarrillos.
“Los jóvenes, sobre todo los hombres (el 62 % de los encuestados), se sienten atraídos particularmente por el tabaco de pipa de agua por la oferta de sabores que tiene”, señala Andrés Zamorano, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y coordinador del Grupo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Según indica Zamorano, España es uno de los países con una tasa elevada de consumo: “Una quinta parte (19 %) de los españoles encuestados, del grupo de edad de 18 a 25 años, son consumidores. En este grupo de edad, una quinta parte de los usuarios actuales (20 %) han informado de un uso diario del producto y un 35 % de usarlo semanalmente”.
¿Consumir pipas de agua es tan nocivo como fumar cigarrillos?
El neumólogo Carlos Rábade, coordinador del área de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), también advierte de ese mayor uso entre la población: “Estamos viendo un incremento del consumo de este tipo de productos del tabaco muy importante en los últimos años, sobre todo en gente joven, y la verdad es que son productos más tóxicos incluso que el tabaco convencional”.
Un estudio realizado conjuntamente por el Instituto Nacional de Salud de California (EEUU) y el programa de investigación relativo al tabaco del mismo estado, y publicado en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, investigó el grado en que los fumadores de pipas de agua estaban expuestos a nicotinas y demás compuestos orgánicos volátiles utilizando biomarcadores presentes en la orina de los fumadores. Y concluyó que tras una sesión de cachimba, las personas están expuestas a importantes niveles de monóxido de carbono, nicotina, las nitrosaminas específicas del tabaco, hidrocarburos aromáticos cancerígenos, así como a la adicción propia a la nicotina que sufren los fumadores habituales de cigarrillos.
Por lo tanto, los resultados obtenidos en estas investigaciones indican que con el uso de las cachimbas se ingieren gran cantidad de sustancias tóxicas que resultan perjudiciales para la salud. “Al respecto, estos datos no deben interpretarse como que los cigarrillos tradicionales son menos perjudiciales que las cachimbas, sino como que ambos son igualmente perjudiciales para la salud, ya que eso dependería de las cantidades y del hábito de consumo que tenga la persona de uno u otro producto”, esgrime Zamorano.
El uso de narguiles es tan nocivo como fumar cigarrillos, advierten los doctores, porque “contienen una concentración de nicotina por gramo similar al tabaco” y, al igual que estos, también causan cáncer, EPOC e infecciones, por lo que “deben estar sujetas a una regulación similar a los productos del tabaco”, recalca Zamorano.
Nivel de tóxicos en una sesión comparado con un cigarrillo
Zamorano comenta que la mayoría de las sustancias de las cachimbas no son solubles en agua y que llegan al aparato respiratorio a través del humo aspirado. El papel del agua, explica el doctor, es enfriar el humo que procede de la combustión del tabaco con el carbón, pero no es un “depurador de sustancias”. Y refiere un estudio realizado por Ronald Crystal, director de la Weill Cornell Medicine en Nueva York (EEUU), y publicado en la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, que compara la cantidad de sustancias tóxicas ingeridas en una sesión de shisha con las ingeridas fumando un cigarrillo tradicional. Los resultados de esta investigación indican que los niveles de tóxicos consumidos en una sesión de cachimba eran mayores en las siguientes medidas:
- Nicotina: entre 2 y 4 veces mayor.
- Monóxido de carbono: entre 7 y 11 veces mayor.
- Alquitrán: 100 veces mayor.
- Formaldehído: 17 veces mayor.
- Hidrocarburos aromáticos policíclicos cancerígenos: entre 2 y 5 veces mayor.
- Fenol: 3 veces mayor.
Riesgos de las cachimbas para la salud
La combustión del carbón en la cachimba produce sustancias cancerígenas, como son el monóxido de carbono, los metales pesados, los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs) y diversas toxinas, explica Zamorano, quien señala que todas estas sustancias han sido relacionadas con enfermedades pulmonares, cardiacas y cáncer.
Como en esta práctica se mezcla tabaco con otras sustancias, el uso de este tipo de dispositivos también conlleva los riesgos asociados al consumo de tabaco, según detalla Zamorano: “Contiene alquitrán y otras sustancias cancerígenas que no son solubles en agua y se ha comprobado que aumenta el riesgo de EPOC y cáncer de pulmón, ya que pasan directamente al sistema respiratorio de los fumadores. En comparación con los fumadores de cigarrillos, los fumadores de cachimbas absorben cantidades más altas de sustancias cancerígenas como el monóxido de carbono, los HAPs y están expuestos de la misma manera a la nicotina que en cigarrillos”.
Y este experto añade que fumar tabaco en cachimba produce graves efectos fisiológicos: aumenta la frecuencia cardiaca, produce hipertensión, deficiencia pulmonar, envenenamientos agudos por el monóxido de carbono, cáncer de pulmón, bajo peso al nacer, periodontopatías, entre otros. Asimismo, su uso se ha relacionado con cáncer de boca, esófago, estómago, vejiga, accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardiovasculares, deterioro de la salud mental, reflujo gastroesofágico y la infertilidad masculina.
Es más, Zamorano alerta también de la exposición pasiva al humo de la cachimba, porque el consumo de tabaco en pipas de agua produce emisiones más altas de monóxido de carbono, HAPs y aldehídos volátiles que los cigarrillos, por lo que “deben de tener especial cuidado los menores y embarazadas”.
Además de los riesgos derivados de la inhalación de sustancias tóxicas, ambos médicos advierten también de otros asociados al hecho de compartir las boquillas, aunque algunos jóvenes fuman en shisha cada uno con su propia boquilla (desechable). “Al ser una práctica social en comunidad, se comparten las boquillas y la manguera de la cachimba y esto también constituye un problema sanitario”, afirma Zamorano, porque “aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades respiratorias, como la tuberculosis o de virus como el de la hepatitis o herpes. Por ello se debería de esterilizar al acabar cada sesión”.
El neumólogo Rábade apunta otro hecho más: “En ocasiones, los consumidores realizan la mezcla con cannabis e inhalan el vapor que luego pasa a las vías respiratorias y aumenta el riesgo de un conjunto de enfermedades”.
¿Fumar en cachimba es más adictivo que el tabaco?
Ambos doctores advierten de que fumar en pipas de agua es al menos igual de adictivo que los cigarrillos si no más, porque contiene una concentración mayor de sustancias como el alquitrán o la nicotina. Es más, puntualiza Rábade, son “una puerta de entrada o iniciación en el consumo de tabaco y se corre el riesgo de que se vuelvan adictos a los cigarrillos”.
A este respecto, Zamora señala que el problema es que el sabor dulce y suave atrae a los jóvenes que anteriormente no habían fumado. “En una sesión media de cachimba se inhala la cantidad de humo que se aspiraría con 100 cigarrillos y también se absorbe una mayor cantidad de nicotina por lo que se crea una dependencia”.