En el diccionario de la Lengua Española una de las acepciones de “socorro” es “Acción y efecto de socorrer” y se define “socorrer” como “Ayudar, favorecer en un peligro o necesidad”.
Pues bien, este significado de “socorro” está perdiendo su sentido en la capital de Guinea Ecuatorial, Malabo. Citada solo para centrarnos en una ciudad en particular, puesto que esta situación se está dando también en las principales urbes de nuestro país.
En efecto, se ha vuelto costumbre en Malabo ser un simple espectador ante el sufrimiento ajeno o cuando alguna persona sufre agresión. A veces decidimos no solamente no intervenir o acudir al “socorro” de la persona, sino solemos coger nuestros teléfonos móviles o cámaras para tomar fotos o grabar videos que suelen ultimar en las redes sociales.
La población ecuatoguineana siempre se ha caracterizado por ser solidaria, por acudir al auxilio de cualquiera que esté en la necesidad, que esté siendo agredida o simplemente necesite nuestra ayuda o favor ante un peligro. Era prácticamente imposible que haya pasividad de la población ante un acto vandálico u otro que afecta al prójimo.
Resulta que esta costumbre positiva está desapareciendo poco a poco y parece que hemos decidido aplicar el “mírame y no me toques”. Ejemplo ilustrativo de ello es que hace unos días atracaron a una clienta de la señora Brígida Esono de 53 años de edad, dueña de una tienda de ropas y diferentes artículos de hogar en el barrio África 2000 de Malabo. Ella explica que en el momento del suceso había unos señores sentados al otro lado de la acera, tomando sus cervezas y nadie hizo nada ni se fue tras el atracador, solo exclamaron ” ya lo han vuelto a hacer”. Ni los gritos de socorro de la Brígida y su clienta hicieron que intervinieran. La señora Brígida ha dicho que nunca había presenciado algo igual, y que los agresores se llevaron la bolsa de su clienta que contenía documentación, llaves de coche y dinero en efectivo.
Este relato parece una película mala de ciencia-ficción, pero es uno de los ejemplos de lo que se vive en varias localidades de nuestro país. Este deber del auxilio es un tema que muchos ciudadanos pasan por alto, aunque algunos han intentado explicar los motivos por los que no acuden al socorro de un ciudadano.
Por ejemplo, la joven Jennifer ha explicado a este medio que muchos ya utilizan el “socorro” como pretexto para agredir al ciudadano que acuda al auxilio del que supuestamente grita estar en apuros. Así pues, cuando intentas ayudar a alguien terminas cayendo en una trampa y convirtiéndote en víctima de atraco, agresión, violación u otro. Asegura que son grupos organizados que muchas veces utilizan a la mujer como cebo para atraer a la víctima. No obstante, la joven reconoce que solo puede salir a socorrer si la voz la es familiar.
Por su lado, Pedro Mitogo, indica que cuando vas a auxiliar a alguien muchas veces sales herido o si has colaborado en la detención de algún atracador o ladrón la policía no te protege y cuando este supuesto delincuente salga libre puede venir a vengarse de ti.
Grosso modo, existe una situación real que está pasando en nuestras ciudades con el tema del deber de socorro ante una situación de peligro. Es menester que los ciudadanos no dejemos esta buena práctica de socorrer a los demás, sobre todo en situaciones donde es evidente como el caso de la señora Brígida. También es verdad que hay situaciones confusas, sobre todo en las noches, donde los grupos criminales pueden utilizar cebos para atraer a ciudadanos que luego son agredidos. Igualmente, es obvio que la intervención de las autoridades competentes es requerida.