El expresidente chino Jiang Zemin, quien dirigió el país durante una década de rápido crecimiento económico tras la represión de Tiananmén en 1989, falleció el miércoles a la edad de 96 años, informaron medios estatales chinos.
Jiang falleció en su ciudad natal de Shanghái poco después del mediodía del miércoles (0413 GMT) a causa de una leucemia y una insuficiencia orgánica múltiple, dijo la agencia oficial de noticias Xinhua, que publicó una carta dirigida a la ciudadanía del gobernante Partido Comunista de China, el Parlamento chino, el gabinete y el ejército.
“La muerte del camarada Jiang Zemin es una incalculable pérdida para nuestro Partido y nuestro ejército, así como para todos los grupos étnicos de nuestro pueblo”, dijo la carta, que afirmó hacer el anuncio con “profundo dolor”.
La muerte de Jiang se produce en un momento agitado en China, donde las autoridades están lidiando con inusuales protestas en las calles por parte de la población, harta de las severas restricciones impuestas por el COVID-19 tras casi tres años de pandemia.
La política de “cero contagios” es una de las señas de identidad del actual presidente, Xi Jinping, que acaba de conseguir un tercer mandato que le consolida como el líder más poderoso de China desde Mao Zedong y que ha llevado al país en una dirección cada vez más autoritaria desde que sustituyó al sucesor inmediato de Jiang, Hu Jintao.
Además, China se encuentra inmersa en una fuerte desaceleración económica agravada por la política de “cero contagios”.
Numerosos usuarios de la red social china Weibo, similar a Twitter, describieron la muerte de Jiang, quien siguió siendo influyente tras retirarse finalmente en 2004, como el fin de una era.
“Estoy muy triste, no sólo por su partida, sino porque realmente siento que una era ha terminado”, escribió un usuario de la provincia de Henan.
“Como si lo que ha sucedido no fuera suficiente, 2022 le dice a la gente de una manera más brutal que una era ha terminado”, publicó un usuario de Weibo en Pekín.
Las páginas web de los medios estatales, incluidos el Diario del Pueblo y Xinhua, se tiñeron de blanco y negro en señal de luto.
La carta del miércoles describió a “nuestro querido camarada Jiang Zemin” como un líder excepcional de gran prestigio, un gran marxista, hombre de Estado, estratega militar y diplomático, así como un veterano luchador por la causa comunista.
Jiang salió del anonimato para alzarse a la cabeza del Partido Comunista de China tras la sangrienta represión de las protestas a favor de la democracia de la plaza de Tiananmén de 1989, sacando al país de su consiguiente aislamiento diplomático, limando las diferencias de su país con Estados Unidos y gestionando un crecimiento económico sin precedentes.
Fue presidente de 1993 a 2003, pero ocupó el cargo más importante de China, como jefe del Partido Comunista en el poder, desde 1989 y cedió ese papel a Hu en 2002. Sólo dejó el cargo de jefe del ejército en 2004, que también asumió en 1989.
Cuando Jiang se retiró, fuentes cercanas a la cúpula de la época dijeron que, allá donde mirara Hu, vería a los partidarios de su predecesor.
Jiang había llenado el órgano de dirección más poderoso de China, el Comité Permanente del Politburó, con sus propios protegidos, muchos de ellos de la llamada “Camarilla de Shanghái”.
Pero en los años posteriores a la retirada de Jiang de su último puesto, la presidencia de la comisión militar en 2004, Hu consolidó su control, neutralizó a la “Camarilla de Shanghái” y logró ungir a Xi como sucesor.
