Desde el año 1951 hasta 2022. Han pasado 71 años desde que la norteamericana Joyce DeFauw comenzase sus estudios en la Universidad del Norte de Illinois (NIU por sus siglas en inglés), en concreto en la carrera de economía doméstica. Una formación que, a los tres años de comenzar, acabó por abandonar.
Una decisión que se debió a Don Freeman, el hombre al que conoció en la década de 1950 y se convirtió en el amor de su vida. Así lo relató en una entrevista concedida a la ‘CNN’. “Fui a la escuela durante tres años y medio, pero decidí irme después de conocerlo”, manifestó a la cadena norteamericana. Con él se casó en el año 1955, y tuvieron tres hijos en común. Cinco años después del fallecimiento de Freeman Joyce se casó de nuevo, con Roy DeFauw.
Con su segundo esposo, DeFauw tuvo seis hijos, de los cuales dos eran gemelos. La familia está compuesta en su totalidad por 17 nietos y 24 bisnietos. Sin embargo, no fue hasta el pasado 2019 cuando en una comida familiar mostró su interés por retomar la etapa educativa. Un hecho que no pasó desapercibido por una de sus nietas, Jenna Dooley, que aprovechó la ocasión para matricular a su abuela en la NIU después de que ella también cursara sus estudios en esta universidad.
“Ella siempre ha tenido ese amor por la enseñanza y el aprendizaje”, manifestó su nieta. Pese a matricularse de nuevo, cursaba sus estudios de forma online y sin acudir presencialmente a clase. A través de un ordenador, se conectaba a la clase de turno y para realizar sus exámenes. “Fue mi primera computadora, mis hijos tuvieron que enseñarme a usarla”.
El apoyo de la escuela, de su familia y de sus amigos fue clave para que no volviera a abandonar sus estudios. “A veces quise dejarlo, pero no lo hice. Es agradable terminar algo que empezaste”, expuso. Tres años después de retomar los estudios en la Universidad, celebró su graduación en la NIU junto con todos sus compañeros, mucho más jóvenes que ella y que para ellos supuso un ejemplo de superación.
“No se rindan nunca”
Durante su acto de graduación, recibió el aplauso sonoro de todos sus compañeros. Acudió en silla de ruedas y llevada por su nieta. Al igual que sus compañeros de carrera, recibió el diploma con la toga y el ribete, y ofreció un discurso que caló entre todos los presentes. “No se rindan nunca. Sé que puede ser difícil, pero todo en la vida tiene sus altibajos”, sentenció.
