El Parlamento de Corea del Sur votó este pasado sábado 14 de diciembre para la destitución del presidente del país Yoon Suk Yeol, en un revés extraordinario que se produjo después de que su propio partido gobernante se volviera contra él tras su negativa a dimitir por su intento de establecer la ley marcial.
Yoon reconoció que “se detendrá temporalmente por ahora, pero el viaje hacia el futuro que he recorrido con el pueblo durante los últimos dos años no debe detenerse. Con todos los ánimos y el apoyo hacia mí en mente, daré lo mejor de mí hasta el último momento por la nación”, añadió.
El primer ministro del país, Han Duck-soo, ejercerá de presidente en funciones según la ley surcoreana, y dijo a los periodistas que “dedicaría todas las energías y esfuerzos al funcionamiento estable de los asuntos de Estado”. Han añadió que la “gran democracia de Corea del Sur sobrevivirá y nacerá de nuevo tras el juicio político”.
Yoon anunció la instauración de la ley marcial el 3 de diciembre, donde los legisladores lucharon contra los militares para entrar en el edificio y votar en contra del decreto. Desde entonces, los partidos de la oposición han pasado por todas las vías para forzar la destitución del presidente.
Yoon redobló la apuesta y el jueves pronunció un desafiante discurso en el que defendió su decisión de aplicar la ley marcial, arremetió contra la oposición, afirmó que intentaba salvar el país y prometió “luchar hasta el último momento con el pueblo”.
Pero momentos antes de ese discurso, el líder del partido de Yoon retiró su apoyo al presidente y apostó por la destitución como “única vía… para defender la democracia”, dando instrucciones a los legisladores para que votaran con su conciencia.
Yoon espera ahora que el Tribunal Constitucional –una de las más altas instancias judiciales del país– confirme su destino, lo que puede tardar hasta seis meses.
Si se confirma, se convertirá en el segundo presidente surcoreano destituido por juicio político, después de Park Geun-hye, la primera mandataria del país.