Lo primordial para el organismo es que la vacuna sea segura, y no el tiempo que se tarde. « Hay que ser realistas en cuanto a los tiempos », comentó un alto responsable de la OMS.
La medicina y la investigación científica se afana en buscar una vacuna que permita que la pandemia de coronavirus sea erradicada, o como mínimo, contenerla y evitar que provoque brotes epidémicos como los que se han venido sucediendo en todo el mundo desde el mes de enero. Pero aunque los tiempos se están acelerando como nunca antes hemos visto, la Organización Mundial de la Salud es consciente de que debe primar la eficacia y seguridad, por encima de las prisas.
Por este motivo, el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, ha revelado en una entrevista con la Agencia EFE que la gente « no empezará a ser vacunada antes de la primera mitad de 2021 », ya que aunque « estamos apurando los tiempos todo lo que podemos, no significa bajo ninguna circunstancia que vayamos a tomar atajos en lo referido a la seguridad » médica. Es decir, si la vacuna no es segura, hay que comprobarlo antes con los estudios pertinentes.
En resumen: pese a que es probable que la vacuna definitiva la obtengamos a finales de 2020, habrá que realizar investigaciones adicionales sobre su seguridad que pueden alargarse varios meses más. Todo ello reduciendo los tiempos al máximo, y permitiendo que la población en general acceda al fármaco profiláctico durante los meses centrales de 2021.
Recordamos que la vacuna de Mordena (Estados Unidos), y en la que trabaja la Universidad de Oxford, son dos de los fármacos más avanzados a día de hoy; en ellos reside la esperanza definitiva de la humanidad por encontrar un muro contra la Covid-19, que ya hay causado más de 620.000 fallecidos en todo el mundo.