Al diseñador español Paco Rabanne, que ha fallecido este viernes 3 de febrero en Portsall (Francia) a los 88 años, le interesaba ante todo la idea del futuro. La colección que lo lanzó a la fama en 1966 ni siquiera era tal. Aquellos Doce vestidos imposibles de llevar elaborados con materiales contemporáneos sustituían el tejido por mallas de eslabones de metal o plástico y ni siquiera eran sencillos de llevar, pero introducían en la moda nociones más cercanas al diseño industrial o la arquitectura de su tiempo. Eran ensayos, proyectos en el sentido original de la palabra, que rompían con el culto a lo textil que había marcado a la generación plenamente anterior, la de Dior, Balenciaga y, en menor medida, Yves Saint Laurent. Rabanne, como Courrèges o Pierre Cardin, pertenecía a un grupo de diseñadores deslumbrados con la carrera espacial que en aquellos años fogueaba el cuadrilátero simbólico de la Guerra Fría. Poco importaba que sus innovaciones parecieran imposibles: en la década que culminó con la llegada del hombre a la Luna, los límites parecían siempre provisionales. Rabanne llegó a la moda ya como agente provocador: Gabrielle Chanel decía que no era diseñador, sino metalúrgico, y a él mismo le gustaba recordar que su primera vocación había sido la arquitectura.
Muere el diseñador Paco Rabanne a los 88 años
El modista, nacido en Pasaia (Gipuzkoa), era conocido por sus creaciones textiles y por el éxito de los perfumes de su marca. Técnico y futurista, pero también sensual, irreverente y rockero, fue capaz de convertir la moda en ropa y en entretenimiento al mismo tiempo
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