El sindicato mundial de jugadores FIFPro se unió a las ligas nacionales de Europa para presentar este pasado lunes una queja formal contra la FIFA ante la Comisión Europea en Bruselas, mientras se intensificaba la mucha por controlar el calendario del fútbol.
Las juntas directivas de FIFPro y European Leagues, la organización que representa a los clubes de más de 30 países de Europa, acordaron emprender acciones legales en julio, por lo que la medida no debe haber sido una completa sorpresa para el organismo rector del fútbol mundial. Pero se trata de una medida sin precedentes y es una prueba más de lo vulnerable que se ha vuelto la posición de la FIFA como voz dominante del fútbol.
En una conferencia de prensa en la capital belga, los líderes de los sindicatos de jugadores de Francia, Italia y Noruega se sentaron junto a representantes de alto rango de las ligas belga, inglesa y española para explicar que no estaban tratando de destronar a la FIFA ni buscar daños financieros. Todo lo que quieren, dijeron, es una consulta significativa sobre el calendario y todos los demás temas que les afectan.
«La FIFA se niega a escuchar y a interactuar con los jugadores, la principal fuente de trabajo de nuestra industria, que están en el campo de juego, creando una potencia de la cultura del entretenimiento europea y mundial, y llevando sus cuerpos al límite», dijo el presidente de FIFPro Europa, David Terrier.
«Pero hemos escuchado a nuestros jugadores, hemos recibido los mismos mensajes durante mucho tiempo, que están jugando demasiado y no tienen suficiente tiempo para recuperarse. Ante la peor temporada de la historia en cuanto a carga de trabajo, muchos también han decidido hablar en público con el mismo mensaje: ya es suficiente».
El presidente de La Liga de España, Javier Tebas, un crítico de la FIFA desde hace mucho tiempo, estuvo de acuerdo y dijo que los sindicatos y las ligas están «claramente alineados en la protección de las competiciones nacionales y sus jugadores». «Al introducir nuevos formatos y ampliar las competiciones de forma unilateral, la FIFA actúa únicamente en su propio interés, sin tener en cuenta el daño que ello supone para todo el ecosistema del fútbol».
La confirmación de este desafío llega después de que el intento de la FIFA de limitar la comisión que pueden cobrar los agentes de jugadores se topó con dificultades legales el año pasado y el Tribunal de Justicia Europeo puso límites a la capacidad de las federaciones internacionales para bloquear a nuevos participantes en el mercado.
La FIFA sufrió otro revés legal la semana pasada cuando algunas de sus reglas sobre el sistema de transferencias internacionales fueron declaradas no compatibles con la ley de competencia de la Unión Europea después de una batalla legal de nueve años iniciada por el ex jugador Lassana Diarra.
La FIFA cree que puede solucionar todos los problemas planteados en esos casos y el lunes, al mismo tiempo que FiFPro y las Ligas Europeas presentaban sus quejas, anunció que estaba abriendo un «diálogo global» sobre sus reglas de transferencias tras la sentencia de Diarra. Pero nunca se ha enfrentado a una coalición tan amplia de críticos como en la disputa sobre el calendario de partidos internacionales.
Los sindicatos de jugadores y las ligas ya estaban molestos con la FIFA cuando decidió unilateralmente ampliar la Copa Mundial masculina de 32 a 48 equipos, a partir del torneo de 2026, pero la chispa que realmente encendió el polvorín fue la creación por parte de la FIFA de una Copa Mundial de Clubes de 32 equipos.
Con la primera edición del nuevo torneo que tendrá lugar en Estados Unidos entre el 15 de junio y el 13 de julio, muchas de las mayores estrellas del juego están pensando en otra temporada extendida, con más partidos que nunca y casi sin tiempo libre antes de la temporada 2025-26, que termina con la Copa del Mundo ampliada.
Por eso, jugadores como el portero del Liverpool Alisson, el dúo del Manchester City formado por Kevin De Bruyne y Rodri, y el delantero del Real Madrid Kylian Mbappé se han quejado recientemente de cansancio y de un mayor riesgo de lesiones. El hecho de que los cuatro hayan estado lesionados o se hayan perdido partidos para gestionar su carga de trabajo no ha hecho más que subrayar la importancia de sus advertencias.
La FIFA aún no ha respondido a la denuncia formal presentada ante la Comisión Europea, pero ha minimizado en repetidas ocasiones el impacto de sus nuevos y ampliados torneos en la carga de trabajo de los jugadores, señalando que sólo es responsable de una pequeña fracción del número total de partidos que se juegan cada temporada. También ha dicho que es el único organismo del fútbol que redistribuye el dinero que gana para ayudar al crecimiento global del juego.