El actual jefe de Estado de Uganda, Yoweri Museveni, resultó vencedor de las elecciones presidenciales celebradas este jueves con un 58,64 % de los votos, según los resultados anunciados hoy por la Comisión Electoral.
En segundo lugar, el candidato de la Plataforma de Unidad Nacional (NUP) y popular líder opositor, Robert Kyagulanyi, más conocido como Bobi Wine, obtuvo el 34,83 % de los votos, en unos resultados que ya ayer viernes se apresuró a rechazar al considerarlos fruto del “peor fraude electoral de la historia del país”.
Museveni (76 años), en el poder desde 1986 y líder del oficialista Movimiento de Resistencia Nacional (NRM), buscaba en estos comicios su sexta reelección y se impuso con esta victoria a otros diez candidatos.
La votación tuvo lugar el 14 de enero en un ambiente tranquilo pero intimidatorio, con las calles de Kampala, la capital, y alrededores custodiadas por vehículos blindados; con escasos observadores y con el acceso a Internet bloqueado en todo el país.
En una rueda de prensa ayer por la mañana, Wine insistió en que los ugandeses habían votado “de forma masiva para cambiar una dictadura por una democracia” y que luchará por “la voluntad del pueblo” a través de todas las vías legales posibles, incluida la protesta.
Por su parte, el presidente de la Comisión Electoral, Simon Byabakama, rechazó las acusaciones de fraude de Wine y le pidió que mostrara pruebas, a lo que el opositor respondió que lo hará cuando se restablezca internet.
“LAS PEORES ELECCIONES EN MUCHO TIEMPO”
Este viernes por la tarde, cuando tenía previsto dirigirse por segunda vez en el día a los periodistas para explicar sus próximas iniciativas, decenas de militares rodearon la casa de Wine.
La presencia militar en su domicilio se mantiene hasta el momento y se ha impedido a la prensa y miembros de su partido acceder a él tras un segundo intento de hacer declaraciones públicas.
Wine no se encuentra bajo arresto, según dijo hoy a Efe el portavoz de la Policía de Uganda, Fred Enanga, y los militares que custodian su casa se encuentran allí “por la propia seguridad del candidato”.
Igualmente, uno de los portavoces del Ejército, coronel Deo Akiiki, declaró a Efe que, debido al estatus especial de Wine como candidato presidencial, deben reforzar su seguridad.
“Si no dejamos pasar a alguna persona para entrar a la casa de Bobi Wine es por su propia seguridad y la seguridad de las personas que rodean al candidato presidencial”, señaló Akiiki.
Consultado hoy por Efe, Nicholas Opiyo, reconocido defensor de los derechos humanos ugandés, arrestado en varias ocasiones por sus críticas al régimen, consideró que “estas elecciones no han sido ni libres ni justas”, debido a los cientos de arrestos de partidarios de la oposición, la violencia contra los periodistas mientras hacían su trabajo o la alta presencia militar y policial en las calles.
Todo esto “hace que, en mi opinión, estas sean las peores elecciones que Uganda ha visto en mucho tiempo”, dijo Opiyo.
“Incluso si el día de las elecciones no hubo grandes brotes de violencia ni graves altercados con la policía, la brutal presencia militar y policial no es un símbolo de unas elecciones libres” sino “de la presión por parte del Estado”, añadió el activista.
Ya los comicios de 2016 -en los que Museveni fue reelegido con un 60,7 % de los votos- fueron calificados de fraudulentos por la oposición, y observadores tanto de la Unión Europea como de la Commonwealth y la Unión Africana (AU) denunciaron irregularidades y un clima de intimidación hacia los votantes.
MUSEVENI LIDERA LAS ZONAS RURALES
Según los resultados anunciados por la Comisión Electoral, Bobi Wine ha resultado vencedor en las zonas urbanas en el centro de Uganda, cerca de Kampala, y Museveni ha obtenido la mayoría de los votos en las zonas rurales.
En Karamoja, región al noreste del país y la más pobre de Uganda, el presidente Museveni ha ganado en las zonas rurales con el 80 % e incluso más del 90 % de los votos.