Los curanderos son parte de un estudio piloto para alentar a más personas, especialmente a los jóvenes, a hacerse la prueba y buscar tratamiento médico si es necesario.
Los investigadores los han capacitado para realizar pruebas de VIH y brindar asesoramiento para alentar a más sudafricanos a conocer su estado serológico respecto del VIH y prevenir la propagación de la enfermedad.
Este es el programa de salud pública más importante que involucra a los curanderos. El proceso incluye la firma de un formulario de consentimiento para ser evaluado, junto con un seguimiento para garantizar que los pacientes que dan positivo reciban tratamiento en la clínica local.
Sudáfrica tiene una de las tasas de VIH más altas del mundo. Y aunque los medicamentos antirretrovirales y la profilaxis previa a la exposición son gratuitos, el estigma en torno a las pruebas y el tratamiento sigue siendo alto en muchas comunidades.
La preocupación por la privacidad en las clínicas también impide que las personas busquen ayuda.
“Descubrí que prefieren venir a nosotros (los curanderos tradicionales). Descubrí que tenían muchas preocupaciones sobre la discreción en la clínica. No se sienten seguros”, explica el curandero Mashabane.