El Pacto Climático de Glasgow, firmado por casi 200 países, es el primero de este tipo que prevé explícitamente la reducción del uso y explotación del carbón, el combustible fósil que más gases de efecto invernadero genera.
También fue incluido en el texto final la promesa de entregar más dinero a los países en desarrollo para ayudarles a adaptarse a los impactos climáticos.
Sin embargo, India y China plantearon cambios de última hora. Las objeciones a la redacción del acuerdo se basaron en cambiar la palabra “eliminar” por “reducir” el uso de carbón.
El ministro indio del Clima, Bhupender Yadav, cuestionó la iniciativa de eliminar el uso de carbón y los combustibles fósiles cuando países como el suyo “todavía tienen que ocuparse de sus programas de desarrollo y de la erradicación de la pobreza”.
Ante la petición, varios representantes manifestaron su decepción mientras que el Presidente de la COP26, Alok Sharma, dijo que lamentaba “profundamente” cómo se habían desarrollado los acontecimientos.
No obstante, Sharma llamó a todos los países a proteger el acuerdo en su conjunto.
Los avances
Las casi 200 naciones se han comprometido a reunirse el año que viene para prometer nuevos e importantes recortes de carbono, de manera que se pueda alcanzar el objetivo de calentamiento de la Tierra de máximo 1,5ºC.
Los científicos afirman que si las temperaturas globales aumentan más de 1,5ºC es probable que la Tierra experimente efectos graves, empezando por la exposición de millones de personas al calor extremo.
Dentro de los principales logros del acuerdo están la inclusión del compromiso de reducción progresiva del carbón y la revisión de los planes de reducción de emisiones con mayor regularidad.
Además, se incluyó el aumento de la ayuda financiera a los países en desarrollo, que no ocultaron su descontento por la falta de avances en lo que se conoce como “pérdidas y daños”, un mecanismo firmado en 2013 que establece que los países más ricos deben compensar a los más pobres por los efectos del cambio climático a los que no pueden adaptarse.
Aunque hubo un debilitamiento del lenguaje en torno al carbón, algunos observadores siguen creyendo que el acuerdo final es una victoria debido a que es la primera vez que el carbón se menciona explícitamente en documentos de la ONU de este tipo.
El carbón es responsable de cerca del 40% de las emisiones de CO2 cada año, cifras que lo convierten en un elemento central en los esfuerzos por mantenerse dentro del objetivo de 1,5ºC.
Para alcanzar ese objetivo, acordado hace seis años en París, es necesario reducir las emisiones globales en un 45% para 2030 y hasta casi cero a mediados de siglo.
La directora ejecutiva internacional de Greenpeace, Jennifer Morgan, celebró los avances en torno al combustible. “Han cambiado una palabra, pero no pueden cambiar la señal que sale de esta COP: que la era del carbón está terminando”, dijo.
“A todos los países, incluidos los que todavía queman carbón, les interesa hacer la transición a las energías renovables limpias”, agregó.
Por su parte, Lars Koch, director de políticas de la organización benéfica ActionAid, calificó de decepcionante que el documento solo mencionara al carbón.
“Esto da un pase libre a los países ricos que han estado extrayendo y contaminando durante más de un siglo para seguir produciendo petróleo y gas”, expresó.