Según describe en una crónica la experta en Asuntos africanos, Teresa Nogueira Pinto, resume que, alrededor de 2005 las relaciones entre Türkiye y África comenzaron a profundizarse, este crecimiento fue impulsado por la geopolítica global, pero también por el enfoque decidido del Partido Justicia y Desarrollo y el auge económico de Turquía a mediados de la década de 2000.
El compromiso de Türkiye con África inicialmente se basó en ayuda humanitaria, educación e iniciativas culturales. Con el tiempo, formas de influencia más asertivas se han convertido en aspectos clave de la asociación. Por ejemplo, en 2011, Türkiye desempeñó un papel vital en Somalia al entregar ayuda durante una hambruna devastadora. En 2017, estableció el Campamento TURKSOM en Mogadiscio, su mayor centro de entrenamiento militar en el extranjero. Y en 2019, Türkiye intervino en la guerra civil libia apoyando a la administración de Trípoli contra el general Khalifa Haftar, respaldada por Egipto y Rusia.
Las relaciones entre Turquía y África se han expandido rápidamente debido a la ambiciosa y multifacética estrategia a largo plazo de Ankara. Para ampliar su influencia, Turquía ha estado colaborando con una amplia gama de actores, incluidos organismos gubernamentales, empresas del sector privado y grupos religiosos. Ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos formales: ahora hay 44 embajadas turcas en África, en comparación con las 12 que había en 2002. Ankara también ha lanzado programas culturales, consejos empresariales y una extensa red de vuelos en todo el continente, y Turkish Airlines ahora vuela a más de 60 destinos africanos.
Esta estrategia va acompañada de una narrativa que retrata a Turquía como un Estado “afroeurasiático”. El presidente Recep Tayyip Erdogan ha dado forma a una visión moderna de Turquía que revive su herencia otomana, al tiempo que defiende el nacionalismo turco. Ha abogado constantemente por la reforma de las instituciones globales, posicionando a su país no sólo como un partidario de las aspiraciones africanas sino también como una alternativa viable a las potencias tradicionales como China y los países occidentales.
Al igual que Beijing, Ankara enfatiza la soberanía estatal y se abstiene de imponer condiciones políticas a sus socios. En este contexto, la identidad musulmana de Turquía y la falta de una historia colonial se consideran fortalezas únicas. Para los países africanos, el modelo de ayuda turco también es ventajoso. Aunque el financiamiento es limitado, el hecho de que las subvenciones se negocien bajo esquemas bilaterales lo convierte en una alternativa atractiva a la ayuda de instituciones internacionales que conlleva fuertes exigencias políticas.
Turquía se convierte en un importante actor de seguridad en África
Históricamente, la influencia de Turquía se limitó principalmente al norte de África y al Cuerno de África debido a conexiones geográficas y religiosas. Sin embargo, como se anticipó anteriormente , Ankara ahora está ampliando y consolidando relaciones con otros países de África como Guinea Ecuatorial, Nigeria, Senegal, y también con los países del Sahel.
En las últimas dos décadas, el comercio entre Turquía y África ha aumentado de 5.400 millones de dólares a más de 40.000 millones de dólares en 2022. Los productos y servicios turcos, desde bienes de consumo hasta bienes culturales, productos farmacéuticos y servicios de construcción, han logrado avances significativos en los mercados africanos, gracias a su calidad y precios competitivos.
Además, Turquía se ha convertido en un actor clave en el cambiante panorama de seguridad de África. Ankara, que ya tiene una presencia importante en África ha celebrado acuerdos de defensa con países de África occidental y oriental, incluidos Etiopía, Ghana, Kenia, Nigeria y Ruanda. Aunque los detalles de los acuerdos varían desde disposiciones de seguridad y apoyo técnico hasta entrenamiento militar, lo más frecuente es que incluyan disposiciones relativas a la venta de armas.
La expansión de la industria de defensa turca es una de las prioridades del gobierno del presidente Erdogan. En 2023, el volumen de las exportaciones aeroespaciales y de defensa turcas creció un 27 por ciento, alcanzando un récord de 5.500 millones de dólares. Se espera que el crecimiento se acelere en 2024, ahora que la empresa turca Baykar Technology ha firmado el mayor contrato de defensa de la historia del país para la venta de vehículos aéreos de combate no tripulados a Arabia Saudita. Turquía se ha convertido en un actor importante en la industria mundial de drones gracias al desarrollo de modelos competitivos como el Bayraktar TB2 o el Akinci.
Para los países africanos, los productos de defensa turcos tienen muchas ventajas. Son asequibles y técnicamente fiables, ya que han sido probados en Libia, Siria y, más recientemente, Ucrania. Una vez más, a diferencia de Occidente, Turquía no condiciona esta asistencia a compromisos de gobernanza o de derechos humanos.
Para los países que enfrentan movimientos insurgentes, con ejércitos de escasos recursos y fronteras porosas, como Togo, Níger, Nigeria o Somalia, los drones y la experiencia antiterrorista de Turquía son especialmente valiosos. Otra señal de la creciente importancia de Ankara en el panorama de seguridad de África son las nuevas iniciativas marítimas en el Mar Mediterráneo, el Mar Rojo y el Golfo de Adén, incluidas asociaciones con Somalia, Sudán y Eritrea.
Turquía y África siguen cooperando
Dado el alcance de los intereses involucrados, incluidas preocupaciones geopolíticas, intereses económicos y dinámicas comerciales, se espera que las relaciones con África sigan siendo una prioridad. Para los países africanos, las relaciones con Ankara seguirán ofreciendo una oportunidad para aumentar su influencia, acceder a beneficios económicos, comerciales y asegurar acuerdos de defensa.
Por lo tanto, el escenario más probable es aquel en el que la cooperación en materia de seguridad impulse la expansión de las relaciones entre Turquía y África, a medida que más países africanos recurran a equipos y experiencia de defensa turcos. Se espera que Ankara se convierta en un actor importante en algunos casos decisivo en el panorama de seguridad de África.
Turquía se ha acercado recientemente a Egipto, principalmente debido a posiciones convergentes sobre los conflictos en Sudán y Gaza. Ankara también está manejando hábilmente las relaciones con Marruecos y Argelia, dos rivales regionales. En el Sahel y el Cuerno de África, Turquía se percibe como menos problemática y más popular que las antiguas potencias coloniales. Todo esto sugiere que Turquía seguirá siendo un socio estratégico en África.
