El Ejecutivo de Malabo, a través de una comisión mixta integrada por el ministerio fiscal, los ministerios de Asuntos Sociales e Igualdad de Género, el de Culto e Instituciones Penitenciarias, así como la Gendarmería Nacional se han desplazado a primeras horas de este martes hasta la aldea denominada Belén, con el objetivo de desmantelar este lugar donde se encontraban unos feligreses esperando al parecer la venida de Dios.
El Ministerio Fiscal llevaba tiempo investigando este caso en el que el supuesto profeta de nombre Higinio Edjang Edjang Mayé tenía al parecer secuestrados a padres, madres y a más de una veintena de niños y unos recién nacidos con la excusa de esperar ahí la venida de Dios.
En el terreno, el Fiscal de Instrucción Número II de Malabo Ireneo Bikó Bibang ha pedido a los feligreses desmantelar el templo de inmediato. Esto sí, la resistencia de los devotos ha sido dura, puesto que afirmaban que sólo se mueven por las leyes divinas.
Este comportamiento ha sido condenado por Ireneo Bikó Bibang. “El ministerio fiscal va a interponer una querella contra el cabeza de este supuesto templo”, afirmó Bikó Bibang, quien entiende que aglutinar a padres y madres y prohibir a los niños ir a clase es una conducta antisocial y delictiva que va en contra de la constitución ecuatoguineana.
“Un estado de derecho somete a toda la gente a la ley, somete a todos los ciudadanos a las conductas sociales que regulan el buen comportamiento de la sociedad”, asegura. Ante tal situación, “el Ministerio Fiscal se ha visto obligado a tomar la acción resolver esta situación”, asegura Ireneo Bikó Bibang, Fiscal de Instrucción Número II de Malabo.
Según fuentes cercanas, los congregantes llevaban en el lugar cerca de un año, pero la información no estaba llegando oficialmente a las autoridades para tomar las acciones pertinentes.
En la expedición conjunta entre las distintas entidades públicas se ha sumado una mujer procedente de Bata de nombre Teresa Abeme, madre una de una de las niñas presuntamente secuestradas en este templo. “Vengo desde Bata, he venido a resolver el caso de mi hija. La di a mi hermanita, porque estaba poseída de varias enfermedades tradicionales para que ella también me pudiera ayudar. Tenía la confirmación de que estaban congregando en la iglesia de Betania. Ya más tarde me llegó la información de que ya cambiaron de iglesia e inclusive la situación de mi hija se estaba empeorando más de la cuenta”, comenta la madre, quien asegura que “he venido para llevarla, pero quiero que me firmen un documento entre el pastor de esta iglesia y mi hermanita que todo lo que le va a pasar a mi hija en el futuro serán los responsables e incluso estoy encontrando una resistencia de parte de mi hermana, quien se niega entregarme a mi hija. Ya he dado parte a las autoridades”, asegura la madre.
Durante el desmantelamiento, este medio ha entrevistado al principal acusado, fundador de la aldea Belén, quien mantenía en medio de la selva a más de una veintena de personas. El señor ha calificado como una ‘agresión’ la intervención de las autoridades en su templo.
“Llevo años que di el testimonio que el Señor me reveló venir a vivir en este bosque. Llevo años aquí, porque el Señor me dijo que esto tenía que ser una aldea y que lo pusiera el nombre de Belén como donde nació Cristo. El señor me ha dicho que su venida está cerca y este es el lugar escogido y yo el elegido, la visión y el espíritu santo están conmigo”, dice.
A pesar de la hipotética resistencia de los concentrados, la comisión ha conducido al hospital de Malabo a un total de 20 niños de edades comprendidas entre 3 semanas a 13 años y tres adultos, quienes se encontraban en un estado de deshidratación.
La Dirección General para la Infancia y Adolescencia se ha asegurado de que los menores sean atendidos por los médicos y no se descarta exigir explicaciones y responsabilidades.
El caso todavía se encuentra en la fase instrucción, después de este proceso se espera que los sujetos o actores principales de esta conducta sean juzgados según la Ley.
