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Someterse a un aborto provocado no es plato de gusto para ninguna mujer. Pero un estudio recién publicado en la revista líder en el campo de la reproducción, ‘Human Reproduction’, añade una nueva consecuencia negativa, más allá del posible trauma psicológico por llevar a cabo demasiadas veces esta práctica. A partir del tercer aborto, concluye el trabajo, las posibilidades de dar a luz niños de bajo peso y prematuros se incrementan significativamente.
Se trata de uno de los mayores trabajos que han estudiado las consecuencias de abortar repetidas veces ya que han comparado todos los nacimientos de primeros hijos registrados en Finlandia entre 1996 y 2008 (300.858) con el registro de abortos en ese mismo periodo de tiempo. Se trata, por lo tanto, de un estudio observacional, por lo que no quedan establecidas las causas del fenómeno observado por los investigadores.
Según explica a ELMUNDO.ES la primera autora del estudio, la especialista en Salud Pública del Instituto Nacional de la Salud y el Bienestar (THL), Reija Klemetti, estudios anteriores ya habían establecido que el riesgo de dar a luz niños con bajo peso (menos de 1.500 gramos al nacer) se incrementaba según aumentaba el número de abortos provocados. «Nuestro trabajo confirma este hallazgo anterior y añade que también aumenta el riesgo de tener hijos muy prematuros (nacidos antes de las 28 semanas) y prematuros en general (antes de la semana 37), siempre después de tres o más abortos», señala Klemetti por correo electrónico.
El aborto es libre en Finlandia hasta la semana 12, necesita de consentimiento para llevarse a cabo hasta la semana 20 y, en casos de que el feto presente un problema grave de salud, se puede practicar hasta la semana 24. Se trata, por lo tanto, de una ley similar a la que impera en España actualmente, así como en la mayoría de los países europeos, aunque implantada desde hace mucho más tiempo, en concreto desde 1970.
Según los datos de los autores, de las más de 300.000 mujeres que dieron a luz por primera vez en el periodo estudiado, un 10,3% se había sometido antes de parir a un aborto, un 1,5% a dos y un 0,3% a tres o más.
Tras exponer los datos obtenidos en su investigación, los autores escriben: «Los estudios observacionales como el nuestro, aunque con gran participación y muy controlados, no prueban una relación de causalidad». Sin embargo, Klemetti señala que una posible explicación sería que «la repetición de abortos quirúrgicos puede dañar el útero y tener estas consecuencias en futuros nacimientos». «Es solo una hipótesis», advierte.
Implicaciones
A pesar de la falta de causalidad, los autores afirman que los resultados sí deberían tener una implicación práctica: la educación sexual debería incluir información sobre los riesgos potenciales para la salud de un número elevado de abortos, incluyendo estos efectos sobre futuros embarazos.
La investigadora reconoce que existe un riesgo de que esta información sea utilizada por los grupos que defienden la prohibición del aborto, pero no es algo que le preocupe: «Claro que puede ocurrir, pero si los resultados y el debate se estudian de forma adecuada no se puede concluir que hay que prohibir el aborto provocado. Lo que me gustaría es que este trabajo no sirviera para eso, sino para mejorar la seguridad de los abortos que se practican, la educación sexual y el debate abierto sobre los pros y los contras de los abortos provocados», comenta.
La especialista finlandesa cree que el siguiente paso debería ser llevar a cabo un estudio similar pero que comparara los métodos utilizados para practicar los abortos, lo que ayudaría a averiguar si estos efectos se dan solo en abortos quirúrgicos o si se aplican también a los abortos químicos o farmacológicos.