El proceso judicial contra cerca de 400 presuntos miembros de la coalición rebelde Frente para la Alternancia y la Concordia en Chad (FACT) por la muerte en abril de 2021 del entonces presidente del país, Idriss Déby, tras ser alcanzado por un disparo cuando se encontraba en el frente en el norte del país, ha comenzado este lunes.
El Tribunal de Apelaciones de Yamena ha iniciado el juicio en línea con una ley aprobada en marzo de 2021 para crear una corte especializada para abordar los actos de terrorismo, según ha informado el portal chadiano de noticias Alwihda.
La Fiscalía General de Chad ha sostenido durante la vista que «el país fue víctima de un ataque injusto por parte del grupo rebelde» que derivó en «el asesinato de numerosos ciudadanos chadianos, incluido el presidente de la República, el mariscal Idriss Déby».
«La justicia se cita hoy para abordar el caso para llevar a Chad hacia un Estado de Derecho», ha manifestado en sus declaraciones de apertura sobre el caso, en las que ha destacado el papel de la Policía para detener a los sospechosos de cara al juicio.
Los acusados, imputados por terrorismo, reclutamiento de niños soldado, socavar la seguridad del Estado y asesinato, son presuntos miembros del FACT, una coalición rebelde que lanzó en abril de 2021 una ofensiva militar desde sus bases en Libia.
La muerte de Déby llevó a su hijo, Mahamat Idriss Déby, a ponerse al frente del país encabezando una junta militar. Días antes de morir en el frente, la comisión electoral había confirmado la victoria del mandatario en las elecciones celebradas el 11 de abril de 202.
Déby, que accedió al poder en 1990 a través de un golpe de Estado contra el dictador Hissène Habré, ganó desde entonces todas las elecciones y enmendado en dos ocasiones la Constitución para poder seguir presentándose a las urnas, entre ellas una en 2005 para poner fin al límite de dos mandatos, reimpuestos en 2018, sin que le afectaran.
Asimismo, era considerado como un actor clave en el tablero africano, aliado crucial en la lucha contra los yihadistas en el Sahel, lo que le permitió tejer unas alianzas con países occidentales que le han dado apoyo y financiación fundamental para mantenerse en el poder.