Kroos tenía fecha de caducidad, el 14 de julio, pero la selección de España, sobre todo Mikel Merino, adelantó la retirada del genial futbolista alemán, que no firmó uno de sus mejores partidos en el día de su adiós.
Empezó este duelo de cuartos de final de la Eurocopa frente a España especialmente revolucionado, con dos entradas duras sobre Pedri y Lamine Yamal. La primera le costó la lesión al jugador español. Tardó Kroos en entrar al partido, pero cuando lo hizo, mejoró Alemania.
Kroos fue el jugador con mejor porcentaje de aciertos en el pase de su equipo, pero no tuvo la fluidez de otros días, principalmente porque España fue superior en el centro del campo.
Aseguraba Kroos en la previa del partido que en ningún caso había pensado en el adiós antes del duelo, pero imposible que por su privilegiada cabeza no pasara por algún momento la opción de que ante España podría ser su último partido, entre otras cosas porque en los días previos se habló de su retirada más que nunca. «Ojalá le retiremos», dijeron Joselu y Pedri, poniendo al mismo tiempo en valor la carrera de un jugador que ya había avisado que no tendría una carrera excesivamente largo. Y cumplió.
Kroos se retira como quiere y cuando quiere, pero no cómo soñaba. En enero diseñó el plan del adiós para retirarse en su país y con la selección tras una última temporada en el Real Madrid. En su cabeza tenía presente ganarlo todo con el Real Madrid y la Euro con Alemania. Y no ha estado muy lejos de lograrlo. Liga y Champions pusieron el colofón ideal a 10 años de carrera en el Madrid, pero con Alemania se quedó en la barrera de los cuartos de final.
El futuro de Kroos parecía que se decidiría desde el punto de penalti, tras una prórroga angustiosa en la que el propio jugador alemán tuvo que ser atendido por calambres en los gemelos, se dejó todo en el campo, pero Merino y Olmo, genial en el centro, acabaron con su sueño. Se retira un genio.