El Ministerio del Interior de Ghana ha implementado un toque de queda y reforzado el despliegue de seguridad en Bawku, una localidad ubicada cerca de las fronteras con Burkina Faso y Togo, tras intensos combates que han resultado en al menos 20 muertes.
Estos enfrentamientos, que se han prolongado durante varios días, estallaron después de que un jefe tradicional de la etnia Mamprusi regresara a la zona tras casi un año de exilio.
La anulación de la orden de arresto contra este líder, debido a su reciente nombramiento por una de las facciones en conflicto, ha desencadenado un aumento de tensiones, llevando al cierre de escuelas y centros de salud en la región. Decenas de jóvenes protestaron el lunes exigiendo una resolución inmediata al conflicto, amenazando con incendiar las oficinas de la Asamblea Municipal de Bawku si no se toman medidas en un plazo de 24 horas.
El martes, las manifestaciones continuaron, con disturbios y quema de neumáticos en señal de protesta por la inacción del gobierno. Aunque algunos testimonios sugieren que el conflicto ha causado más de 50 muertes, según un testigo citado por GNA, aunque las autoridades no han confirmado esta cifra.
Bawku ha sido un escenario de enfrentamientos mortales desde 2021, principalmente entre los Mamprusi y los Kusasi, en torno al control territorial y disputas históricas.
Según un informe de la ONU, estas tensiones son un factor clave en el aumento del extremismo violento en el norte de Ghana. A pesar de que el país no ha enfrentado conflictos civiles a gran escala como otros en la región, las luchas interétnicas y de liderazgo siguen amenazando su estabilidad y paz.