El norte del desierto de Chad se ve afectado por inundaciones masivas tras las lluvias torrenciales, un fenómeno raro en esta región. Entre el 9 y el 14 de agosto, al menos 60 personas perdieron la vida en los seis departamentos de la provincia de Tibesti, según las autoridades locales. Los daños son considerables: miles de tiendas destruidas y vehículos arrastrados por el agua.
Estas precipitaciones inusuales, que se producen cada cinco o diez años, sorprendieron a los habitantes. La ministra de Acción Social, Fatimé Boukar Kossei, expresó su preocupación por la magnitud de los daños y las dificultades para transportar la ayuda humanitaria. La situación es crítica, sobre todo porque algunas zonas siguen siendo inaccesibles.
Las lluvias de este año son las más abundantes en más de tres años. El sur de Chad no se salva, con inundaciones que también afectan a la capital, N’djamena². Este mal tiempo recuerda las inundaciones de 2022 que ya habían causado daños considerables, afectando a más de 1,3 millones de personas en todo el país.