Frederik Willem (FW) de Klerk, el último presidente blanco de Sudáfrica cuando lideró el fin del ‘apartheid’, el sistema se segregación racial, murió este 11 de noviembre a sus 85 años de edad, después de una batalla contra el cáncer, según confirmó su fundación.
Frederik Willem (FW) de Klerk fue el presidente que negoció una transferencia pacífica del poder a un Gobierno liderado por personas de origen africano, encabezado por Nelson Mandela.
El hombre nacido en Johannesburgo en 1936 murió este 11 de noviembre, en su casa en Ciudad del Cabo, confirmó un portavoz de su organización, dedicada a promover la paz en países multicomunitarios.»Con gran pesar, la Fundación de Klerk debe anunciar que el expresidente FW de Klerk murió en paz en su hogar en Fresnaye (un suburbio de Ciudad del Cabo, en el suroeste de Sudáfrica) esta mañana, después de su lucha contra un cáncer mesotelioma», señaló en un comunicado.
El pasado mayo, el exmandatario había anunciado que le detectaron una enfermedad poco común: mesotelioma, un cáncer que afecta el tejido que recubre los pulmones.
De Klerk, una figura controvertida
Las acciones del exmandatario le valieron un premio Nobel de Paz en 1993 que compartió con el primer presidente de ascendencia africana en Sudáfrica. Fue justamente al año siguiente que Mandela ganó las primeras elecciones multirraciales de su país con su Congreso Nacional Africano (ANC).
Fue de Klerk quien, en un discurso ante el parlamento, el 2 de febrero de 1990, anunció que Mandela sería liberado de prisión después de 27 años. El anuncio electrizó a un país que durante décadas había sido reprochado y sancionado por gran parte de la comunidad internacional, debido a su brutal sistema de discriminación racial.
Pero su papel en la transición a la democracia de su nación sigue siendo cuestionada más de dos décadas después, por lo que también ha sido visto como una figura polémica.Mientras algunos sudafricanos blancos destacaron sus esfuerzos para acabar con el ‘apartheid’ como una traición, muchos lo culparon de la violencia contra los sudafricanos afro y activistas, durante su tiempo en el poder.
El exmandatario reavivó la ira en 2020 cuando afirmó en una entrevista que no creía que el sistema de segregación racial en Sudáfrica fuera un crimen de lesa humanidad, al señalar que Naciones Unidas solo había dado esa consideración al «apartheid» entre los años 60 y 70, instigada por presiones de la Unión Soviética.
Sus declaraciones no solo resultaron espinosas, sino falsas para muchos, pues indicaron que de Klerk había omitido que, en 1998, en el Estatuto de Roma, la ONU incluyó explícitamente el «apartheid» como un tipo de crimen contra la humanidad.
Luego de la avalancha de críticas, el expresidente ofreció disculpas y volvió a enfatizar en su compromiso con la “reconciliación del país”, una nación donde aún se mantiene una gran brecha de desigualdades.