La ONU ha acusado al grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) de bloquear el paso de suministros alimentarios a Goma, la capital de la provincia de Kivu Norte, en la República Democrática del Congo (RDC).
Esta obstrucción afecta tanto a la población civil como a las bases de la Misión de la ONU en el país (MONUSCO), según declaró el portavoz adjunto del secretario general de la ONU, Farhan Haq.
Además, Haq señaló que el M23 sigue impidiendo la eliminación de municiones sin detonar, una de las cuales representa una amenaza directa para el personal de mantenimiento de la paz y para los soldados desarmados de las Fuerzas Armadas congoleñas. En este sentido, Naciones Unidas ha instado al grupo rebelde a permitir el libre movimiento del personal humanitario y a respetar los corredores humanitarios establecidos en la región.
Mientras tanto, los combates continúan en la vecina provincia de Kivu Sur. Según Haq, socios locales han reportado enfrentamientos en Ihusi, a unos 70 kilómetros al norte de Bukavu, lo que ha obligado a muchas personas a huir a localidades e islas cercanas en el lago Kivu.
El M23 amenazó recientemente con avanzar hacia Bukavu, la capital de Kivu Sur, tras acusar al Ejército congoleño y a sus aliados de cometer “atrocidades” contra la población civil. Pese a un alto el fuego unilateral anunciado por el grupo rebelde, en los últimos días se han reanudado los enfrentamientos en Kivu Norte.
El M23, compuesto principalmente por tutsis congoleños, lanzó una nueva ofensiva en 2022, casi una década después de su anterior conflicto entre 2012 y 2013, que terminó con un acuerdo de paz. Su resurgimiento ha incrementado las tensiones entre la RDC y Ruanda, ya que Kinshasa acusa a Kigali de apoyar al grupo rebelde, mientras que Ruanda denuncia que el gobierno congoleño colabora con grupos armados como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), conformadas por hutus que huyeron tras el genocidio de 1994.