En el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han reafirmado su compromiso de trabajar junto a países y comunidades para erradicar esta práctica dañina, que continúa afectando a más de 230 millones de niñas y mujeres en todo el mundo. Si no se toman medidas inmediatas, 27 millones más de niñas podrían sufrir esta violación de sus derechos para 2030.
La mutilación genital femenina no solo constituye una grave violación de los derechos humanos, sino que también deja cicatrices físicas, emocionales y psicológicas profundas y permanentes en las víctimas. Esta práctica, que afecta principalmente a niñas y mujeres jóvenes, sigue siendo un problema global urgente que debe ser abordado con acciones concretas y urgentes.
A pesar de los avances, como la reducción de la prevalencia de esta práctica en algunos países, los intentos de revertir las leyes que prohíben la mutilación genital femenina en otros países siguen siendo una amenaza para las generaciones futuras de niñas y mujeres.
Desde el lanzamiento del Programa conjunto UNFPA-UNICEF para la eliminación de la mutilación genital femenina en 2008, casi 7 millones de niñas y mujeres han tenido acceso a servicios de prevención y protección. Además, más de 48 millones de personas han hecho compromisos públicos para abandonar esta práctica, y 220 millones de personas han recibido mensajes de sensibilización a través de los medios de comunicación.
De los 31 países que recopilan datos sobre la prevalencia de la mutilación genital femenina, solo siete están en condiciones de cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de erradicar esta práctica para 2030. Para lograr esta meta, es esencial acelerar el ritmo del progreso.
Esto requiere una colaboración más estrecha entre líderes, organizaciones de base, y sectores clave como la salud, la educación y la protección social. Además, es fundamental poner a las niñas y sobrevivientes en el centro de los movimientos sociales y garantizar que se rindan cuentas a todos los niveles.
El llamado a una mayor inversión en intervenciones probadas y a la expansión de las alianzas se hace más urgente. Sin un compromiso sostenido y un cambio real, la mutilación genital femenina seguirá poniendo en peligro los derechos y la dignidad de millones de niñas y mujeres.
Todos debemos desempeñar un papel crucial para garantizar que todas las niñas estén protegidas y puedan vivir sin sufrir daños. Aceleremos el paso y pongamos fin a la mutilación genital femenina ahora.
