La diversificación económica es esencial para fortalecer la resiliencia de África ante las fluctuaciones de los mercados mundiales. En la actualidad, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, 45 de los 54 países de África dependen de las exportaciones de productos básicos, lo que hace que sus economías sean vulnerables a los choques externos. Para mitigar estos riesgos, la organización recomienda estimular las exportaciones de servicios de alto valor añadido y mejorar el acceso de las empresas a los servicios financieros.
El desarrollo tecnológico juega un papel clave en esta diversificación. Según la Comisión Económica para África, la capacidad tecnológica media de los países africanos casi se ha duplicado en los últimos años, pasando del 25% al 41%, gracias a una mayor penetración de Internet y a la rápida difusión de las tecnologías digitales. Esta progresión favorece el surgimiento de servicios intensivos en conocimiento, mejorando la productividad y la competitividad del sector privado.
Iniciativas como la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA, por sus siglas en inglés) buscan eliminar las barreras al comercio de servicios, facilitando así la diversificación de las exportaciones. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, al integrar eficazmente el continente en las cadenas de valor mundiales, África puede aprovechar sus vastos recursos naturales y su creciente mercado de consumo para convertirse en un actor importante en las cadenas de valor mundiales.