Un terrible suceso ocurrió el pasado jueves en Kamantan, Nigeria, donde una turba de islamistas radicales incendiaron la parroquia católica de San Rafael con varias personas dentro, provocando la muerte de un seminarista. Durante el ataque, dos sacerdotes, los padres Emmanuel Okolo y Monday Noah, lograron escapar de la rectoría del templo, pero el seminarista Na’aman Danlami quedó atrapado dentro y murió quemado.
El obispo nigeriano Julius Yakubu Kundi de la diócesis local de Kafanchan publicó un mensaje en sus redes sociales en relación a este terrible ataque terrorista, donde instaba a todos los católicos a no perder la alegría. «¡Sí, estamos desconsolados!, estamos profundamente afligidos por el espantoso asesinato de nuestro hermano pequeño, el seminarista Na’aman, pero no olvidemos que, como fieles seguidores de nuestro Señor Jesucristo, estamos disciplinados para recibir todo de Dios y estar dispuestos a hacer o dar todo por Él. Recuerde también las palabras consoladoras de nuestro amado apóstol Pablo que ‘den gracias a todo, porque esta es la voluntad de Dios para con ustedes en Cristo Jesús’. Por eso, como vuestro Obispo, os insto a que salgáis y os guiaré en esta celebración de mañana, porque nada puede quitarnos nuestra alegría y ‘Nada nos podrá separar del amor de Dios’», indicó.
El mismo obispo reveló en una conversación con la organización religiosa «Ayuda a la Iglesia necesitada» que los atacantes pretendían secuestrar al párroco. «Cuando fracasaron en su intento de entrar en la casa de los padres, la prendieron fuego. Los dos sacerdotes lograron escapar pero, lamentablemente el seminarista resultó quemado», aseguró.
«Este seminarista es el segundo miembro que perdemos en la diócesis a manos de ataques terroristas de bandidos fulani», añadió el obispo, en referencia al brutal asesinato del padre John Mark Cheitnum el año pasado.
Asimismo, el pasado domingo, el arzobispo Antonio Guido Filipazzi, ex nuncio apostólico en Nigeria, dijo durante una reunión plenaria de la Conferencia Episcopal en Abuja que esa reunión solemne «se ve ensombrecida por la noticia del bárbaro asesinato de un seminarista de la diócesis de Kafanchan». «Es sólo uno de los últimos crímenes cometidos en Nigeria contra personas de todas las etnias, religiones y clases sociales», afirmó.
En este sentido, el dirigente cristiano hizo una crítica hacia el gobierno Nigeriano quien es el responsable de proteger a todas las personas. «Como han afirmado repetidamente los obispos nigerianos, las autoridades civiles tienen el deber primordial de proteger la vida y los bienes de cada ciudadano sin distinción. Desafortunadamente, esto todavía parece lejos de realizarse», señaló.