El Gobierno británico ha anunciado este martes la suspensión de su ayuda bilateral a Ruanda y la imposición de nuevas sanciones contra las autoridades del país, en respuesta a su implicación en la ofensiva del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) en el este de la República Democrática del Congo (RDC).
El Ministerio de Exteriores británico ha explicado que estas medidas estarán vigentes hasta que Kigali retire sus fuerzas de territorio congoleño y cese su apoyo al M23. Entre las restricciones se incluyen la suspensión de la asistencia financiera directa a Ruanda, con excepción de la destinada a los sectores más vulnerables, la paralización de la cooperación en defensa, y la revisión de las licencias de exportación hacia el Ejército ruandés.
“Ruanda puede tener problemas de seguridad, pero es inaceptable resolverlos militarmente. Solo puede haber una solución política a este conflicto”, ha señalado el Ministerio dirigido por David Lammy, instando a RDC a dialogar con el M23.
El anuncio llega después de la visita del canciller británico a Kinshasa, donde se reunió con el presidente congoleño Félix Tshisekedi y anunció un paquete de ayuda humanitaria de 14,6 millones de libras (17,6 millones de euros) para la población afectada por el conflicto.
Ruanda rechaza las sanciones y acusa a Reino Unido
El Gobierno de Paul Kagame ha calificado la decisión de Londres como “punitiva” y “lamentable”, argumentando que no contribuye a una solución política al conflicto en RDC.
“Reino Unido ha elegido un bando”, ha denunciado el Ministerio de Exteriores ruandés, acusando a la comunidad internacional de ignorar las agresiones de Kinshasa contra su propia población y de respaldar una estrategia militar que prolonga la crisis.
El conflicto en el este de RDC se ha intensificado en las últimas semanas con importantes avances territoriales del M23, lo que ha llevado a Kinshasa a acusar a Ruanda de desplegar tropas para apoyar a los rebeldes. Por su parte, Kigali sostiene que RDC colabora con grupos armados hostiles, como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas por hutus refugiados tras el genocidio de 1994.
Las tensiones entre ambos países han generado preocupación en la comunidad internacional, que busca evitar una escalada en una región marcada por décadas de violencia.
