En un hecho sin precedentes en la geopolítica africana y europea, el gobierno de Ruanda ha anunciado la suspensión de su programa de cooperación bilateral con Bélgica, en respuesta a la postura de este país sobre el conflicto en la República Democrática del Congo (RDC).
La decisión, comunicada oficialmente por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ruanda, marca un giro en las relaciones internacionales del continente y subraya la creciente autonomía política de las naciones africanas.
La crisis diplomática se desató luego de que Bélgica impulsara dentro de la Unión Europea (UE) un procedimiento para suspender los acuerdos de desarrollo con Ruanda. La acusación principal es que el país africano estaría apoyando al grupo rebelde M23 en la RDC, contribuyendo a la inestabilidad en la región.
En su comunicado oficial, el gobierno ruandés criticó la postura belga, señalando que “politizar el desarrollo es claramente incorrecto” y advirtiendo que no cederá a “intimidaciones ni chantajes” que comprometan su seguridad nacional. Según Ruanda, las amenazas a su estabilidad provienen de la RDC, país con el que mantiene una relación históricamente tensa.
La suspensión del programa de cooperación bilateral 2024-2029 supone la cancelación de un acuerdo en el que Bélgica aportaba la mayor parte de los fondos destinados al desarrollo en Ruanda. Sin embargo, el gobierno de Paul Kagame ha preferido cortar la relación antes que aceptar condiciones que considera perjudiciales para su soberanía.