Los niños regresaron a la escuela este martes en varias ciudades de China incluyendo Wuhan, donde se considera que se originó la pandemia. Las autoridades chinas dicen que tienen el virus bajo control, pero están tomando precauciones. Los estudiantes en Wuhan que regresan a clases no están obligados a usar mascarilla en el salón de clases.
Guarderías y colegios de toda China comenzaron este martes el nuevo curso escolar tras 16 días consecutivos sin registrar ningún contagio local por el coronavirus SARS-CoV-2.
En Wuhan, donde se detectaron los primeros casos del virus, no han diagnosticado nuevos positivos desde mayo. Allí casi 1,4 millones de estudiantes volvieron hoy a las aulas sin la obligatoriedad de cubrirse boca y nariz con mascarilla, pero con la recomendación de tenerla a mano.
Los 2.842 centros educativos de Wuhan que reabrieron sus puertas han sido desinfectados y se realizarán inspecciones y limpiezas periódicas como parte de los protocolos de prevención establecidos por las autoridades, que contemplan también la toma de temperatura corporal de los alumnos.
Feng Zijian, subdirector del Centro Nacional de Control y Prevención de Enfermedades de China, quiso lanzar un mensaje claro en junio: «Wuhan, la ciudad más afectada por la Covid-19 en China, es ahora la ciudad más segura del país». Después, los medios de propaganda del Partido Comunista elevaron en sus crónicas la condición de Wuhan como la «ciudad más segura del mundo».
En el lugar donde todo comenzó, en el señalado como epicentro mundial de la pandemia de coronavirus, llevan tiempo procurando que todo el planeta vislumbre su victoria con imágenes calculadas para el disfrute patrio y la envidia del exterior: primero fueron las fotografías de las largas colas en mayo de toda la población de esta urbe de 11 millones de habitantes aguardando su turno para pasar una prueba PCR. Después vinieron los vídeos de una macrofiesta de música tecno en una piscina. Y ahora, justo ocho meses después de que el mundo recibiera la alerta de que había un extraño virus rondando por una desconocida ciudad del centro de China, llegan las imágenes de la vuelta al cole con los niños sin mascarillas dentro de las aulas.
Wuhan lleva desde mediados de mayo sin registrar un solo caso local de coronavirus. Las cuarentenas y restricciones han dejado paso a algo que se parece mucho a la vieja normalidad. Hoy, la noticia es la apertura de las escuelas después de un verano en el que el protagonista no ha sido la pandemia sino las inundaciones en esta parte de China. La primera prueba escolar la vimos hace cuatro meses, cuando en Wuhan retomaron las clases algunos alumnos de secundaria y bachillerato. Este martes, 2.842 colegios de la ciudad han dado la bienvenida a 1,4 millones de estudiantes.
«Tres mensajes que deben de repetir los estudiantes que vuelven a las clases: no tengo miedo, puedo hacerlo y estamos juntos. El telón de la escuela está a punto de comenzar, espero que todos tomen la iniciativa de seguridad y se conviertan en los pilares del desarrollo futuro de la patria». Este párrafo de Li Lanjuan, miembro del grupo de expertos de la Comisión Nacional de Salud, ha sido el mensaje que las autoridades han transmitido a los estudiantes durante los días previos al retorno de las clases.
Para garantizar la seguridad de la apertura del nuevo curso, el Gobierno de la ciudad ha enviado a cada escuela una guía («Directrices operativas para el trabajo normalizado de prevención y control de epidemias en las escuelas primarias y secundarias») dividida en siete capítulos con las medidas que tienen que cumplir, como la instalación en las entradas de los centros de equipos de medición de temperatura por infrarrojos y equipos de desinfección. O que en cada escuela, además de los docentes, cuenten con apoyo de personal médico.
Zhong Jun, el jefe del equipo de Policía encargado de supervisar la apertura de los colegios, ha dicho que hay 6.000 agentes patrullando por los alrededores de los centros para «revisar las medidas de seguridad y garantizar que los alumnos entren de manera ordenada».
También, las autoridades sanitarias de la ciudad han revisado los comedores escolares e inspeccionado los alimentos almacenados, rastreando el origen de la comida. «Un supervisor revisará en cada escuela al menos dos o tres veces por semana los alimentos que consuman los alumnos en el comedor, así como los productos que se venden en las tiendas y supermercados próximos a los centros escolares», dice una orden emitida por las autoridades locales. Hace dos semanas, el Centro local para la Prevención y Control de Enfermedades de China aseguró que encontró en la ciudad de Shenzhen trazas de coronavirus en muestras de un lote de alitas de pollo congeladas importadas de Brasil. También, en la localidad de Wuhu, encontraron restos de coronavirus en un empaquetado de camarones importados de Ecuador.
Además de estos controles, en Wuhan las autoridades han ordenado a las escuelas que realicen simulacros de posibles nuevos brotes y que «restrinjan las reuniones masivas» de los alumnos en los recreos. Se recomienda que los estudiantes usen las mascarillas durante el camino a la escuela -aunque no es obligatorio- y que eviten el transporte público «a medida de lo posible».
Wuhan, que estuvo bloqueada los 76 días que duró el confinamiento, ha reportado en estos meses 50.340 contagios, el 60% del total nacional (85.058). También representa más del 80% de los fallecidos (3.869) durante la crisis vírica en el gigante asiático. En todo el país, desde el pasado fin de semana, millones de estudiantes han ido retornando a las aulas. China lleva 16 días si reportar un contagio local.
El Ministerio de Educación dio luz verde a la apertura de todas las escuelas, excepto en la provincia de Xinjiang -que ha visto un nuevo brote de casos en los últimos meses-, asegurando que la pandemia está bajo control y que unos 280 millones de estudiantes pueden comenzar el primer semestre. En ciudades como Pekín los alumnos empezaron el sábado a acudir a las aulas. Wang Dengfeng, un funcionario a cargo de la prevención del virus en el Ministerio de Educación, dijo durante una rueda de prensa hace un par de días que China había logrado una «victoria decisiva» contra el virus al detener la transmisión a gran escala y reiniciar con éxito la economía. Wang además señaló que unos 200 millones de estudiantes ya regresaron a la escuela en mayo y junio para terminar el semestre de primavera.
Una situación diferente se vive en Hong Kong. En la ex colonia británica (4.811 contagios y 89 fallecidos), golpeada desde julio por una segunda ola de coronavirus, las clases se reanudarán a partir del 23 de septiembre. La ciudad ha anunciado que hoy comienzan las pruebas PCR masivas gratuitas. A diferencia de grandes urbes de China como Pekín, donde los test de ácido nucleico fueron obligatorios en junio para dos tercios de la población, en Hong Kong las pruebas son voluntarias. De sus 7,5 millones de habitantes, ya hay casi 600.000 apuntados.