A tan solo diez días para que el presidente republicano electo en las pasadas elecciones tome posesión plena para dirigir la Administración de Estados Unidos, sus comparecencias, comunicados e intervenciones se están convirtiendo en asuntos polémicos que crean mucha controversia en la política internacional.
Y es que, ayer jueves, día 9 de enero, Donald Trump anunció sus intenciones de cambiar el nombre del conocido “Golfo de Mexico” para rebautizarlo con el nombre de “Golfo de América”, argumentando que el nombre debe incluir a todo el continente y no solo a un país.
«Nosotros hacemos la mayor parte del trabajo, vamos a cambiar el nombre del Golfo de México al ‘Golfo de América’, un nombre hermoso que abarca mucho territorio. Un nombre bonito y apropiado», declaró.
Pocos días antes, Trump ya había dejado claro sus intenciones de comprar Groenlandia, la isla más grande del mundo con 56.000 habitantes, o de apropiarse con el Canal de Panamá. En este caso, hasta la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha rechazado la propuesta del presidente electo y ha ironizado con que Estados Unidos pase a llamarse «América Mexicana». Sheinbaum ha contrarrestado esta idea alegando que mientras el Golfo de México se denominaba como tal, EEUU era conocido como la «América mexicana».
El Golfo de México abarca tanto el lado estadounidense como el mexicano. En cuanto a la costa, México tiene más de 3.000 kilómetros (entre estados como Veracruz o Yucatán), mientras EEUU tiene unos 2.500 kilómetros en la zona, a lo largo de zonas como Alabama o Florida. Pero en términos de superficie marítima, tanto México como Washington controlan un 40%, y el 20% restante lo posee Cuba.