SpaceX fracasa en el séptimo vuelo de prueba de Starship, cuando la parte superior estaba saliendo al espacio, y da un paso atrás en la evolución de la astronave más potente de la historia.
La lluvia de restos de la nave espacial no tripulada provocó el desvío de aviones en la zona y la agencia federal de aviación de EEUU podría pedir a SpaceX una exhaustiva investigación sobre el accidente, paralizando nuevos ensayos a pesar de que había preconcedido la autorización a la empresa de Musk para múltiples pruebas como la que ha fallado este jueves.
La nueva versión de la nave de Elon Musk explotó sobre el Caribe cuando estaba saliendo al espacio a 143 kilómetros de altura y más de 19.000 kilómetros por hora de velocidad, ocho minutos y medio después de su despegue desde la base de Boca Chica (Texas, EE UU) este jueves, a las 23:37 hora peninsular española.
Es el primer gran revés de la compañía espacial de Elon Musk en la fase de pruebas de Starship, el mayor y más potente cohete espacial jamás construido. A lo largo de los seis ensayos anteriores, SpaceX había conseguido primero despegar el coloso de una altura equivalente a un edificio de 30 pisos y en las últimas pruebas, ambas partes del cohete regresaron enteras a la superficie de la Tierra, aterrizando suavemente.
La explosión temprana de este jueves retorna a Starship al nivel de su segunda prueba, a pesar de un despegue aparentemente impecable y de que el propulsor regresó de manera precisa a la base, tras haber dado el impulso inicial a la nave, y fue atrapado por unas pinzas mecánicas gigantes, como en el quinto vuelo de prueba pero incluso de manera más controlada.
A pesar de este retroceso, Elon Musk no tuvo reparos en publicar en su red social X un vídeo de los muchos capturados por turistas desde la zona del Caribe sobre la que explotó la nave, y añadió: “El éxito es incierto, pero el entretenimiento está garantizado”.