Los datos presentados en el informe muestran que casi tres cuartas partes de la población africana no pueden permitirse una dieta saludable de frutas, verduras y proteínas animales, y más de la mitad no pueden permitirse una dieta nutricionalmente adecuada, es decir, una mezcla de hidratos de carbono, proteínas, grasas y vitaminas y minerales esenciales para mantener la salud básica. Incluso una dieta energéticamente eficiente, que proporciona un mínimo de energía y poco más, está fuera del alcance de más del diez por ciento de la población del continente.
Siguiendo con el reporte, revela que el progreso general hacia los objetivos mundiales de nutrición sigue siendo inaceptablemente lento en África. El África subsahariana es la única región del mundo donde el número de niños con retraso en el crecimiento sigue aumentando. Aunque la prevalencia del retraso en el crecimiento está disminuyendo, lo hace muy lentamente y, a pesar de los avances, casi un tercio de los niños del África subsahariana sufren retraso en el crecimiento.
En este sentido, cabe mencionar que tres países, Eswatini, Kenia y Santo Tomé y Príncipe, están en vías de cumplir cuatro de los cinco objetivos de nutrición de la Asamblea Mundial de la Salud. Otros tres países, Ghana, Lesoto y Ruanda, están en vías de cumplir tres de los objetivos.
El informe también señala que los actuales patrones de consumo de alimentos en África imponen elevados costes sanitarios y medioambientales que no se reflejan en los precios de los alimentos.
La contabilización de estos costes añadiría 0,35 dólares a cada dólar gastado en alimentos en el África subsahariana. Reequilibrar las dietas para incluir más alimentos de origen vegetal reduciría el coste de las mismas y disminuiría los costes sanitarios y medioambientales. En comparación con las dietas medias actuales, las dietas basadas en plantas reducirían los costes totales de la dieta, incluidos los costes sanitarios y medioambientales, entre un 11 y un 21% en los países de bajos ingresos.