Este viernes, el Gobierno nicaragüense confirmó la ruptura definitiva de relaciones diplomáticas con Israel, destacando su condena a lo que describe como un «continuo genocidio» y «ocupación» perpetrados por el Estado israelí contra la población palestina. La decisión fue formalizada tras una resolución unánime de la Asamblea Nacional, donde se criticó la «crueldad» y el «odio extremo» que, según el parlamento, caracteriza la acción del Gobierno israelí.
En su comunicado, el Ejecutivo nicaragüense subrayó que las agresiones de Israel no solo afectan a Palestina, sino que también amenazan la paz en países vecinos como Líbano, Siria, Yemen e Irán. La administración Ortega expresó su solidaridad con el pueblo y Gobierno palestinos, así como con otras naciones que enfrentan «martirio, destrucción y barbarie». Además, se extendió una consideración a las familias israelíes afectadas por el conflicto, señalando que viven «tiempos difíciles» debido a la brutalidad del gobierno israelí.
Esta ruptura se enmarca en un contexto de creciente polarización internacional respecto al conflicto israelí-palestino, donde varios países han manifestado su apoyo a la causa palestina y han criticado las acciones del Estado israelí. Nicaragua se suma así a la lista de naciones que han decidido distanciarse de Israel, un acto que refleja el creciente descontento con las políticas de ocupación y agresión en la región.
La Asamblea Nacional de Nicaragua también reiteró su demanda para el cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas que abogan por la creación de un Estado palestino. Este hecho pone de manifiesto la posición de Nicaragua en el escenario internacional y su alineación con otras naciones que abogan por los derechos del pueblo palestino.
Este rompimiento de relaciones se produce en un momento crítico, ya que la situación en Oriente Medio sigue deteriorándose, con un aumento en las hostilidades y la violencia.