El expresidente francés Nicolas Sarkozy fue condenado en apelación a tres años de cárcel, dos exentos de cumplimiento, por un delito de corrupción cometido en 2014, la misma pena a la que fue sentenciado en marzo de 2021 en primera instancia.
Sarkozy, el primer ex jefe del Estado condenado a una pena de prisión efectiva, no ingresará en prisión, porque el tribunal precisó en su condena que puede cumplir la pena en arresto domiciliario y con un brazalete electrónico.
Tiene cinco días para apelar ante la Corte de Casación.
Su abogada, Jacqueline Laffont, no se da por vencida: «Nicolas Sarkozy es inocente de los hechos que se le imputan, tiene la intención de continuar este camino que seguiremos con fuerza…. Recurriremos ante el Tribunal de Casación iremos hasta el final de la vía judicial si es necesario.»
Además, el tribunal de apelación impuso a Sarkozy una prohibición de tres años de sus derechos cívicos, lo que le inhabilita para ejercer cargos públicos, y a uno de sus socios la prohibición de ejercer la abogacía durante tres años.
Este veredicto supone un importante revés jurídico para Sarkozy y su círculo más cercano.
Se trata de una pena sin precedentes para un ex presidente
Pero ésta no es la única acusación penal para el ex presidente francés por la presunta financiación ilegal de la Libia de Gadaffi de la campaña electoral de 2007 que le llevó al poder.
Sarkozy está acusado de malversación de fondos públicos, corrupción pasiva, financiación ilegal de campaña electoral y asociación ilícita, cargos por los que podría ser condenado a más de diez años de cárcel.