Italia tiene un nuevo primer ministro. Se trata de Mario Draghi, exgobernador del Banco Central Europeo (BCE), que juró el sábado, en un momento en que su país enfrenta fuertes tensiones políticas. Italia enfrenta muchos desafíos, en medio del Covid-19 y la recesión económica, con la peor recesión de su historia, desde la Segunda Guerra Mundial.
Draghi asume el poder después de que la coalición anterior colapsara tras las luchas internas entre las partes. Es el 67º gobierno desde 1946 … y el 7º en sólo una década.
El nuevo líder tendrá la tarea de planificar la recuperación post-covid, a la que se asignan más de 200.000 millones de euros, de un fondo de la UE para revertir la economía.
Si bien es cierto que contó con el apoyo de la mayoría de los grandes partidos italianos, esto podría resultar un arma de doble filo, con un gabinete de 23 personas, incluidas ocho mujeres, integrado por tecnócratas en puestos clave y ministros de todas las aristas políticas. Es precisamente esta gran diversidad política la que podría ser fuente de tensión, con una coalición que incluya partidos con visiones radicalmente opuestas en temas como inmigración, justicia, desarrollo de infraestructura y bienestar.
Así, muchos observadores dudan de la capacidad de este tecnócrata eurófilo para liderar un país donde gran parte de la opinión pública se ha enfrentado bastante a Bruselas desde el inicio de la pandemia Covid-19. Aún tendrá que intentar aguantar los dos años que separan a los países de las próximas elecciones.