En un descubrimiento que ha conmocionado a la comunidad internacional, las autoridades libias han exhumado más de 90 cadáveres de dos fosas comunes vinculadas a redes de tráfico de personas. Según informó Rosemary DiCarlo, secretaria general adjunta de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz de la ONU, durante una sesión ante el Consejo de Seguridad se confirmaron 93 víctimas exhumadas en dos localidades: Jijarra, en el norte del país, y Kufra, en una remota zona desértica del sureste
Durante la sesión, DiCarlo destacó la gravedad de la situación, afirmando que “el alarmante y trágico descubrimiento de fosas comunes tras las redadas en lugares de trata de personas pone de relieve el grave peligro al que se enfrentan los migrantes en Libia”. Aunque no se precisó el número exacto de cuerpos recuperados en cada fosa, se conoce que en Kufra se denunciaron los restos de 28 migrantes muertos a manos de traficantes, mientras que en Jijarra se hallaron al menos 19 cuerpos, vinculados a una red conocida de contrabando de migrantes.
El hallazgo ha generado una fuerte condena por parte de organismos internacionales y ONG, que denuncian la “tortura y el trato cruel e inhumano” a que son sometidos los migrantes, incluidos menores, en el país. La organización de las Naciones Unidas (ONU), ha instado a las autoridades libias a que inicien una investigación “completa e independiente” para esclarecer los hechos y asegurar que los responsables rindan cuentas por tan atroz crimen.
Este incidente se suma a la compleja crisis migratoria en Libia, un país catalogado entre los más hostiles para los migrantes. Según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), diariamente llegan alrededor de 400 refugiados sudaneses al país en busca de seguridad, lo que evidencia la urgente necesidad de fortalecer los mecanismos de protección y asistencia.
El trágico descubrimiento de estas fosas comunes no solo subraya la magnitud de la crisis humanitaria en el norte de África, sino que también exige una respuesta coordinada a nivel internacional para combatir las redes de tráfico de personas y garantizar la protección de los derechos humanos de los migrantes. Mientras continúan las investigaciones, la comunidad internacional observa de cerca el desarrollo de los acontecimientos, esperando que se tomen medidas decisivas para evitar futuras tragedias similares.