Los dirigentes del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH (ONUSIDA) se han pronunciado ante la suspensión de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
La organización ha mostrado su preocupación y apunta a que la lucha global contra el SIDA podría sufrir una parada brutal. Desde el anuncio de la congelación de la ayuda extranjera estadounidense, ONUSIDA tiene una alerta sobre consecuencias dramáticas: una explosión de nuevas infecciones y millones de muertes evitables.
La directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, ha dicho que si USAID no reanuda el apoyo, las proyecciones para 2029 son alarmantes: 8,7 millones de nuevas infecciones, 6,3 millones de muertes relacionadas con el SIDA y 3,4 millones de niños huérfanos.
Lejos de ser una hipótesis, los efectos de esta decisión ya se sienten. En Kenia y Etiopía, cientos de trabajadores de la salud que se especializan en la lucha contra el VIH han sido desestimados, comprometiendo el monitoreo y la prevención de la epidemia.
Ante el silencio de los países europeos, Byanyima responde «hasta ahora no he oído que ningún país europeo se comprometiera a intervenir, pero sé que escuchan y buscan cómo actuar, porque están unidos a los derechos humanos y la solidaridad «, alerta Winnie.
Según ha informado la organización, el alcance de la dependencia de la ayuda extranjera es vertiginosa: en algunos países como Mozambique, Uganda y Tanzania, el 90 % de los programas de lucha contra el VIH se basan en fondos extranjeros, principalmente estadounidenses.
Sin embargo, esta retirada ocurre en un momento crucial, mientras que un avance importante acaba de llevarse a cabo con el Lenacapavir, un tratamiento preventivo revolucionario en forma de inyección de medio año, ofreciendo una protección casi total contra el VIH.
ONUSIDA hoy exige una reacción rápida de los países donantes para evitar el retroceso catastrófico. Queda por ver si la comunidad internacional responderá a esta llamada de emergencia.