La esperanza de vida del ser humano puede variar en función del lugar del planeta en el que viva, pero hasta ahora son pocos los que pueden superar los 100 años. Además, se trata de una etapa en la que la movilidad y otros factores se ven afectados. Ahora, eso podría quedar atrás, y es que un científico asegura que la primera persona que será capaz de alargar su vida 1.000 años ya ha nacido.
Raymond Kurzweil, científico y autor de ‘The Singularity is Nearer’, además de diversos ensayos, defiende en el mencionado libro su idea de cómo los nanorobots y, en definitiva, la unión de la biotecnología y la inteligencia artificial (IA) podrán permitir al ser humano superar, y mucho, su esperanza de vida.
«La única solución, sostienen los investigadores de la longevidad, es curar el propio envejecimiento (…). En resumen, necesitamos la capacidad de reparar los daños del envejecimiento a nivel de células individuales y tejidos locales. Se están explorando varias posibilidades para lograrlo, pero creo que la solución definitiva más prometedora son los nanorobots», defiende Kurzweil.
El experto, además, defiende que la primera persona en superar la barrera de los 1.000 años ya ha nacido: «Si la nanotecnología de 2050 resuelve suficientes problemas de envejecimiento para que las personas de 100 años empiecen a vivir hasta los 150, tendremos hasta 2100 para resolver los nuevos problemas que puedan surgir a esa edad».
Kurzweil, eso sí, es consciente de que todo puede sonar «absurdo» a día de hoy, pero el progreso, y más ahora con el desarrollo de la IA, será exponencial y meteórico. En su opinión, estos nanorobots tendrán como misión la de reparar aquellos órganos que, con el tiempo, se van debilitando en el ser humano.
En futuro, apunta a que esta tecnología podría incluso llegar a sustituir a los órganos: «Controlando el suministro de estas sustancias vitales, ajustando sus niveles según sea necesario y manteniendo las estructuras de los órganos, los nanorobots pueden mantener el cuerpo de una persona en buen estado de salud indefinidamente». Defiende, además, que entre los años 2040 y 2050 habrá un desarrollo imparable de este tipo de ciencia.